Friday, June 26, 2009

Conference Paper: Experiencias de unificación de partidos y movimientos de izquierda en Paraguay

Juan Esteban Centurión ( Party of the Movement towards Socialism, P-MAS, Paraguay)

1. ANTECEDENTES.
2. EL FIN DE 61 AÑOS DE GOBIERNO COLORADO.
3. LA IZQUIERDA DISPERSA.
4. LOS DESAFIOS ACTUALES DE LA IZQUIERDA EN PARAGUAY.

ANTECEDENTES

A partir de finales del siglo XIX, luego de que el Paraguay sufriera la terrible guerra contra La Triple Alianza (1865-1870), en el país se conformó un sistema de partidos bipartidista. El Partido Colorado y el Partido Liberal, dos partidos oligárquicos tradicionales de masas, se han alternado el ejercicio del poder desde su fundación en el año 1887, cercenando toda posibilidad de formación de un tercer espacio que pueda disputarles la hegemonía política.

Desde entonces en el Paraguay se desarrollaron dos períodos de hegemonía colorada hasta el presente (de 1887 a 1904 y de 1947 a 2008) y un período de hegemonía liberal (de 1904 a 1936 y de 1937 a 1940). Hubo dos acepciones, el gobierno de corte popular del Coronel Rafael Franco con una vigencia de apenas 18 meses (del 17 de febrero de 1936 al 13 de agosto de 1937) y la del gobierno militar de Higinio Morínigo que va desde 1940 a 1947.

A partir de 1947 el Partido Colorado se mantuvo en el poder hasta el 2008, que comprende 35 años de dictadura militar, lo que le permitió una impresionante acumulación de poder, en especial a lo que hace a su control de toda la estructura del Estado, incluidos el Poder Judicial y las Fuerzas Armadas.

A lo largo del prolongado periodo de vigencia del bipartidismo, la izquierda no logró consolidarse como espacio político con permanencia e influencia. Las constantes represiones y persecuciones sufridas por la izquierda organizada lograron cortar todo hilo de continuidad histórica a lo largo de la historia del socialismo paraguayo, hecho que explica el surgimiento de diferentes organizaciones y fuerzas a lo largo de la historia pero sin el beneficio de inventario que ofrece la acumulación histórica de experiencias.

Recién a partir de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner (1989) y la posterior apertura democrática se puede observar una regular y abierta participación electoral de la izquierda. Se desarrolla desde entonces una amplia aparición de organizaciones que ofrecen un variado abanico de matices ideológicos, que va desde la centro-izquierda hasta una izquierda más radical que se abstiene de toda participación electoral. Una parte importante de este amplio espectro participó de manera protagónica en el proceso de cambio por el cual atraviesa Paraguay en la actualidad.

El pasado 20 de abril se cumplieron en Paraguay 12 meses de la histórica victoria del ex obispo Fernando Lugo en las últimas elecciones presidenciales. A casi un año de gobierno, la coyuntura política paraguaya se presenta cargada de dificultades y minada de trabas para emprender el tan proclamado cambio prometido durante la campaña electoral.

EL FIN DE 61 AÑOS DE GOBIERNO COLORADO

Fernando Lugo fue la figura que consiguió agrupar a la izquierda y al movimiento popular, disperso por sectarismos varios, con un proyecto de transformación social que podría calificarse como de centro-izquierda. La lucha de los trabajadores, de los campesinos, de los estudiantes, de las amas de casa, de sectores del empresariado, fueron los puntos que orientaron desde un inicio el programa de gobierno de Fernando Lugo, que aspiraba a superar el mal manejo de la cosa pública, propio de los gobiernos anteriores, constituyéndose así en un factor de consolidación de una democracia con marcado cariz social.

Su figura toma relevancia nacional mientras se desempeñaba como obispo de la diócesis de San Pedro, que comprende a uno de los departamentos con mayor pobreza del Paraguay. Allí Fernando Lugo se destacó por su compromiso con las luchas de los campesinos, que comenzaban a resistir la invasión de los grandes productores de soja, nacionales y brasileños. Diferentes sectores populares y de izquierda lo consideraban como un referente del campo popular, lo que le valió que numerosos movimientos sociales le propongan la candidatura presidencial para las elecciones del 2008; propuesta que, finalmente, fue también abrazada por algunos sectores conservadores y de los partidos tradicionales.

Fueron así dos grandes sectores los que terminaron respaldando la candidatura presidencial de Fernando Lugo: por un lado, el Bloque Social y Popular, que agrupaba a los movimientos sociales y organizaciones de izquierda; y por otro lado, la Concertación Nacional, que agrupaba a los partidos de derecha en la oposición. De la unión de ambos sectores surgió la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), que dio la plataforma política a Lugo para las elecciones.

La izquierda no participó en su totalidad de esta alianza, aunque si mayoritariamente. Los sectores que la componían fueron variados, desde el punto de vista ideológico, pero lograron una unidad de acción a partir del consenso sobre la necesidad de profundizar la democracia y darle un contenido social. Formaron parte del espectro progresista y de izquierda de la APC el Partido Revolucionario Febrerista, el Partido Democrático Progresista, el Partido Encuentro Nacional, el Partido País Solidario, el Partido Frente Amplio, el Movimiento Popular Tekojoja y el Partido del Movimiento al Socialismo.

Si bien estos diferentes sectores de la izquierda se unieron para apoyar la candidatura de Lugo, a la hora de presentar las candidaturas al Parlamento no se logró una unidad de acción no siendo posible conformar una única lista Parlamentaria que agrupe a las organizaciones de izquierda que apoyan a Fernando Lugo.

Pero pese a los diferentes matices ideológicos de estas fuerzas, la separación de la izquierda en las elecciones de 2008 no puede entenderse como el producto de meras diferencias doctrinarias. Todos los partidos de izquierda que suscribieron el documento de fundación de la APC estaban de acuerdo en todos los puntos programáticos básicos del gobierno y acordaron defenderlo: la Reactivación Económica, la Reforma Agraria, la Recuperación Institucional del país y el combate a la corrupción, la Instauración de una Justicia Independiente y la Recuperación de la Soberanía Nacional.

Las principales diferencias se dieron a la hora de discutir la conformación de las listas, pues en Paraguay rige el sistema de listas electorales cerradas y el orden de ubicación de los candidatos en las mismas es un factor determinante para el acceso o no a un cargo electivo. Insertas ya en una coyuntura electoral, las organizaciones de izquierda que apoyaban la candidatura de Fernando Lugo no consiguieron establecer un criterio democrático, representativo e impersonal para la conformación de las listas, lo cual culminó con la separación y enfrentamiento.

Los efectos de dicha fragmentación son claros, los votos que la izquierda consiguió por separado no les permitieron la misma representación política en el parlamento que los que les brindaría sus votos unificados.

LA IZQUIERDA DISPERSA

Si consideramos el total de votos de la izquierda que apoyó a Fernando Lugo en sus listas para el Senado podemos ver que alcanza los 169.668 votos, considerando los principales partidos de la izquierda que apoyó la candidatura de Lugo por su nivel de votación, el Partido Democrático Progresista, el Movimiento Popular Tekojoja, El Partido de la Unidad Popular, el Partido del Movimiento al Socialismo y el Partido País Solidario; que representan el 9% del total de votos a nivel nacional. Pero como el sistema electoral paraguayo favorece a las mayorías, la fragmentación permitió obtener tan sólo 3 Senadores de los 45 que integran esa cámara, uno por País Solidario, uno por el Movimiento Popular Tekojoja y el último por el Partido Democrático Progresista. Haciendo un cálculo aproximado podríamos afirmar que toda esa votación concentrada en una sola lista hubiese permitido acceder a 6 escaños en el Senado, o sea duplicar la representación hoy conquistada.

Pero el efecto de la fragmentación de la izquierda no sólo afectó en la cantidad de escaños obtenidos, o la reducción de posibilidades de influir en el actual proceso político a través de los mismos; también ha tenido efectos sobre el nivel de debate en la campaña electoral y, en especial, la capacidad y fortaleza de la izquierda en general para confrontar a los sectores conservadores que hoy son aliados coyunturales en el gobierno. Esto se termina traduciendo, concretamente, en el desarrollo de políticas de corte conservador antes que de políticas de carácter progresista y popular.

Al hacer el mismo análisis con los resultados de la Capital del país la debilidad que otorga la fragmentación de la izquierda es más clara todavía. En Asunción la izquierda logró un solo representante para la cámara de diputados, pero si analizamos la suma total de estos sectores, el Partido Democrático Progresista, el Partido del Movimiento al Socialismo, El Partido de la Unidad Popular, el Movimiento Popular Tekojoja y País Solidario; la cantidad de votos sólo se ve superada por lo obtenido por el Partido Colorado, en la actualidad primera fuerza política en la Capital. En términos de representación parlamentaria, esta cantidad permite acceder alrededor de 3 escaños en la Cámara de Diputado, sobre nueve que corresponden a la circunscripción electoral de Asunción, con un 16%.

LOS DESAFIOS ACTUALES DE LA IZQUIERDA EN PARAGUAY

Pero la fragmentación de los sectores progresistas y de izquierda no sólo afectó en el plano de los resultados electorales, también actúa como limitante a la hora de las designaciones para los diferentes cargos en el Poder Ejecutivo y en el perfilado de las políticas a ser emprendidas por éste. Además de esto, la fragmentación también redujo la capacidad de movilización popular de estos sectores, elemento fundamental para desarrollar un contrapeso político a los sectores conservadores que hoy son mayoría en las diferentes esferas del Estado.

A casi 13 meses de la histórica victoria electoral del 20 de abril, el pueblo paraguayo hoy tiene la oportunidad de ser verdadero protagonista y constructor del cambio, de un cambio participativo y más democrático. Concientes del contexto político nacional y regional, y de la necesidad de unificar esfuerzos, el pasado viernes 19 del corriente mes de junio, los Partido y Movimientos de izquierda del Paraguay han realizado su Congreso Nacional Unitario, paso histórico para dotar al pueblo de una alternativa, una herramienta en la cual se representen sus genuinos intereses de clase. Si nuestro objetivo final es la abolición del régimen capitalista, debemos tener en cuenta la importancia de este espacio de unidad que encause las luchas de las organizaciones, de la lucha por la superación del sistema capitalista.

La construcción del Poder Popular es la medida de nuestras acciones, la construcción de una herramienta de lucha emancipatoria del pueblo es una tarea que no fue inventada hace pocos días, esta forjada por una larga experiencia de generaciones enteras, por lo que no podemos decir que es nuestro brillante descubrimiento. Los acontecimientos electorales recientes nos lo confirman una vez más, sin unidad no lograremos avanzar hacia la concreción de un verdadero cambio transformador en el Paraguay. Este es el desafío histórico que el presente nos exige. Somos hijos de largas luchas por la emancipación humana; ¿Qué se hizo o qué se dejó de hacer? Conociendo esa historia y reconociendo en ella nuestra continuidad, podremos responder a nuestras interrogantes a partir de la lucha por la transformación social.

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