Friday, June 26, 2009

Conference Paper: Crisis hegemónica en América Latina

Emir Sadr (Latin American Council of Social Sciences - CLACSO, Brazil)

Después de haber sido el continente donde nació en neoliberalismo – en Chile, con Pinochet, en Bolivia, con Paz Estensoro – y de ver generalizarse ese modelo por practicamente todo el continente – incorporado por fuerzas nacionalistas y socialdemócratas, produciendo una “pax neoliberal”, el continente se ha vuelto, en pocos años, la región de mayor resistencia al neoliberaismo en el mundo. Si en su primer mandato, el expresidente Clinton siquiera cruzó la frontera para visitar a México, aun en el momento de la firma del TLC, ahora, cuando viene al continente el presidente Bush casi no tiene a quien lo reciba. Cada país es un foco de problemas para EUA, a la vez que se multilplican los gobiernos que se mueven – de una o otra manera – fuera de la subordinación a Washington.

La característica de este periodo es la instabilidad, la dificultad de consolidación, sea de gobiernos neoliberales, sea de alternativas. Es como si lo viejo insistiera en sobrevivir, reviviendo en lo que debiera ser lo nuevo, mientras lo nuevo tiene dificultades para naces. Es como si los de arriba no puedan seguir gobernando como antes, los de abajo no quieren seguir siendo gobernados como antes, pero no tienen todavía capacidad para erigir sus alternativas propias. Es una crisis de dirección política pero, mucho más que eso, es una crisis hegemónica, donde el modelo de acumulación dominante no logra crear las bases de su consolidación, mientras las alternativas no logran todavía cuajar sus propias bases de apoyo.

Es en ese sentido que hablamos de una crisis hegemónica que afecta al conyunto de las sociedades latinoamericanas. Esta es el fundamento último de la inestabilidad, que ha generado gobiernos y depuesto gobiernos – en países como Ecuador, Bolivia, Argentina, por ejemplo – en plazos tan cortos. Los ejemplos de gobiernos como os de Venezuela y de Bolivia tienen mucho a enseñar, sobre los caminos y sus mismas dificultades.


I

Con los gobiernos de Lula en Brasil y Tabaré Vazquez en Uruguay, la crisis hegemónica que afecta a las sociedades latinoamericanas desde el agotamiento del modelo neoliberal, llega de lleno a la izquierda. Gobiernos eligidos en el marco de la oposicion a las politicas neoliberales, que han ocupado historicamente el espacio de la izquierda en sus países, triunfan, derrotan los partidos que habian puesto en prática políticas neoliberales, pero no salen del modelo eje de esas políticas. Aun con sus particularidades, debemos decir que, a pesar de iniciativas audaces – como la reestructuración de sus deudas externas y la resistencia al intento de alza del precio de la gasolina -, el gobierno argentino de Norberto Kirchner tampoco implementa una política económica distinta, en lo esencial, del modelo neoliberal.

Pero hacen también parte de esa crisis los callejones sin salida a que intentos de sustitución de las fuerzas políticas por movimientos sociales. Ecuador es el mejor ejemplo de un país donde movimientos sociales tumban gobiernos con políticas antipopulares, llegan a las puertas del palácio presidencial, delegan el gobierno, más de una vez, a otros, se sienten traicionados y retornan a la oposición. Los problemas de división en el movimiento indigenista, revelan dilemas planteados entre incluir la via institucional, articulando movimientos sociales con fuerzas políticas o buscando alternativas anti-institucionales. La misma reconversión de los zapatistas a una linha de acción que vincula directamente la emancipación de los pueblos indígenas de Chiapas a la emancipación de todo el pueblo mexicano, lo cual significa también el reconocimiento de la necesidad de una acción política nacional – de nuevo orden, pero al fin y al cabo, un reconocimiento de la necesidad de construcción de un modelo hegemónico alternativo de poder de caracter nacional. Es un intento más de buscar llenar el vacio producido por la crisis hegemónica en el continente.

El modelo hegemónico en el capitalismo contemporaneo es el neoliberal. La izquierda se recicló hacia la resistencia y la lucha en contra del neoliberalismo, a punto que ser de izquierda en estas décadas es, ante todo, ser antineoliberal (además de ser antiimperialista). Los distintos matices dentro de la izquierda apuntan para la identificación del anti-neoliberalismo con el anticapitalismo o con otras formas de pós-neoliberalismo. Pero tienen en común el marco del anti-neoliberalismo. No por acaso el Fórum Social Mundial, reagrupando a fuerzas tan amplias y diferenciadas, puso el anti-neoliberalismo como su elemento unificador.

El modelo neoliberal promovió la hegemonia del capital financiero, en su modalidad especulativa, practicamente en todas las sociedadades latinoamericanas. Se desarrolló un proceso de financerizacion de nuestros países, que se estendió pracitamente por todos los poros de nuestras sociedades, incluido el Estado. Se debilitó la capacidad de financiamiento y de control por parte del Estado, se multiplicó el desempleo y las distintas formas de precarización de las relaciones laborales – todas formas de super-explotación del trabajo.

Se produjeron cambios radicales en la relación de fuerza entre las clases sociales, en favor del gran capital – en particular del gran capital internacionalizado y del capital financiero – y en contra del mundo del trabajo. La derecha renovó sus valores, sus planteamientos, sus formas de acción, imponiendo una hegemonia como nunca antes lo habia logrado.

El capital financiero no crea las bases sociales de apoyo suficientes para su legitimacion en el poder. No genera empleos; al contrario, tiene a eliminar empleos. No distribuye renta; al contrario, intensifica la concentración de renta. No amplia los derechos sociales; al contrario, los debilita. La financerización hace víctimas a los pequenos y medianos empresários. Las bases materiailes del su proceso de reproducción permiten, máximo, arrastrar a sectores del gran capital volcado hacia la exportación y hacia el alta esfera del consumo.

Como busca ese modelo su base de apoyo? En primer lugar, por el apoyo cohesionado del gran capital, que participa total o parcialmente del proceso de acumulacion financiera. De la consolidación de capas privilegiadas entre los estratos medianos, agregados al gran capital internacionalizado, en distintos niveles. En tercer lugar, por las enormes dificultades que genera para la organización de los sectores sociales, atomizados y con grandes dificultades de volverse fuerza social y política. Además cuenta con la dictadura ideológica de los grandes monopólios privados de la midia – con la televisión desempeñando un papel determinante.

Hay así un triple apoyo: de las capas privilegiadas economicamente; que a su vez disponen de la ideologia propagada por la gran midia monopolística, contando además con la fragmentacion, especialmente de los sectores vinculados al mundo del trabajo. Tratase asi de una hegemonia que tiene en los mecanismos de fragmentacion social y en los mecanismos ideológicos sus puntos esenciales de apoyo.

En su ciclo de implementación, el modelo tuvo éxitos económicos inmediatos, dispuso de la iniciativa con sus planes de contra-refomas, valiendose de la desregulación económica, para trasferir la inflación para el inmenso défcit público que, al llevar los Estados latinoamericanos a la quiebra, a su vez renfuerza su dependencia de los organismos financieros internacionales.

Sua ejes de apoyo son la estabilidad monetária lograda, después de procesos inflacionários descontrolados; el sostén del bloco dominante, tanto el gran empresariado, cuanto los organismos financieros y comerciales internacionales, asi como el apoyo activo y decisivo de la gran midia privada. Cuentan también con la cooptación de setores – mayoritarios – de la izquierda tradicional – como mencionamos abajo -, asi como con la fragmentación social de las clases populares, con el desempleo, el subempleo y la precarizacion generalizada de las relaciones de trabajo.

Sin embargo, a pesar del clima eufórico con que contó – especialmente a mediados de la década de los 90, valiéndose también del fin del campo socialista y del nuevo ciclo corto de expansion de la economia norteamericana, con las ilusiones de que se generaba una “nueva economia” -, la secuencia de crisis llevó al agotamiento del modelo. En primer lugar, la crisis mexicana de 1994, seguida por la brasileña de 1999 y por la argentina de 2001. Las tres principales economias del continente desembocaban en crisis la aplicación del nuevo modelo, después de México haber sido elevado a “caso modelar” por los organismos internacionales y de Argentina se haber vuelto el modelo más ortojamente neoliberal del continente.

Vários gobiernos – mas de diez – fueron sustituidos en los últimos años en América Latina y el Caribe – en países distintos como Argentina, Ecuador, Bolívia, Perú -, como efecto del agotamiento del modelo neoliberal. Gobiernos que prometieron salir del modelo, pero no lo han hecho o que simplemente lo mantienen. Ambos pierden legitimidad rapidamente, sufren gran presion bajo las mobilizaciones de los movimientos sociales, hasta que terminan renunciando.

Esas crisis llevaron al agotamiento del modelo, que contaba con bases sociales relativamente restringidas, porque la hegemonia del capital financiero no produce bases sociales suficientemente amplias como para basar en ellas su legitimidad. Al contrario, modelos centrados en la especulación financiera, en la exportacion y en el consumo de las altas esferas del mercado, no requieren distribucion de renta, ampliacion de la capacidad de consumo de las capas populares, ni siquiera de todos los sectores da las capas intermedias.

Genérase asi una crisis de hegemonia en América Latina, una disputa entre lo viejo y lo nuevo, entre un modelo agotado, que persiste en sobrevivir, y un mundo nuevo, que no encuentra todavia formas de existencia para sustituirlo. Es por ello que América Latina se ha vuelto la región más inestable del mundo en términos económicos, sociales y políticos, con la caída de más de diez gobiernos en los últimos años,
ninguno por efecto de golpes militares, todos por pérdida de legitimidad social, cuestionado por los movimientos populares, dentro de las legalidades existentes.


II

La izquierda tradicional de América Latina se dividió respecto a los modelos neoliberales. Inicialmente, cuando la propuesta estaba en manos de la derecha – y de la extrema derecha, en el caso de Pinochet -, la izquierda en su conyunto se pronunciaba en contra del modelo. Pero, a partir del momento en que la social democracia europea – a partir de los partidos socialistas de Francia y de España -, asumieron el modelo, como que afirmando el caracter universal del Consenso de Washington, la izquierda latinoamericana, especialmente en sus versiones nacionalista y socialdemocrata, adhirieron al modelo.

Fué un proceso que tuvo en la adhesion de Carlos Menem, de Carlos Andrés Perez y de Salinas de Gortari, su punto de partida. Los socialistas chilenos, a su vez, aliados a los democratacristianos, sucediendo a Pinochet en el gobierno, mantuvieron el modelo heredado. La adhesion del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, en Brasil, complementó ese processo. Asi, casi todos los partidos del espectro político se associaron a ese consenso neoliberal.

Pero fué la victória de Lula en Brasil y de Tabaré Vazquez en Uruguay, que terminó cerrando el ciclo de adhesiones, ahora por parte de dos fuerzas que habian protagonizado la resistencia al modelo neoliberal en las décadas anteriores. Con ello, América Latina quedó como la region en el mundo en que más se ha generalizado la aplicación del modelo neoliberal. Con pocas excepciones – como los casos de Cuba y Venezuela -, se puede decir que el modelo se estendió a lo largo y a lo ancho de todo el continente, haciendo de América Latina el laboratório de experiencias neoliberales, al início, y posteriormente una región privilegiado de aplicación del modelo.

La izquierda, como ha existido hasta aqui en América Latina, revela asi no disponer todavia de proyecto alternativo al modelo neoliberal o no tener fuerza para colocarlo en prática. Las excepciones vienen de gobiernos sui generis – el de Cuba y el de Venezuela, ahora el de Bolivia, con sus particularidades. El gobierno cubano es resultado de un proceso revolucionario, que destruyó las bases mismas del capitalismo y de la dominación imperial en el país. El gobierno bolivariano de Venezuela se apoya sobre dos factores particulares – los recursos petrolíferos y el apoyo de las FFAA. Asimismo, en Venezuela no ha llegado a cuajar un modelo neoliberal – a pesar de los intentos, frustrados, de los gobiernos de Carlos Andrés Perez y de Rafael Caldera. E gobierno boliviano de Evo Morales es el primero que heredó una sociedad penetrada hondamente por el modelo neoliberal y que se propone explícitamente la superación de ese modelo.

Para dar cuenta de los problemas enfrentados por la izquierda en el periodo histórico dominado por la hegemonia imperial estadunidense y por el modelo neoliberal, hay que mencionar que la lucha de la izquierda tiene en el enfrentamiento de esa hegemonia. Ella se combina con el neoliberalismo, para configurar los dos ejes del poder dominante en el mundo de hoy – el poder del dinero, el poder de las armas y el poder de la mídia. Un proyecto hegemónico alternativo tiene que dar cuenta de esos dos ejes. Se puede decir que el gobierno brasileño dá cuenta del segundo de ellos, con su política externa – aun con problemas, de que la posicion respecto a Haiti es el mas grave. No asi en lo que ataña al proyecto mercantil, que caracteriza al neoliberalismo.

Sin entrar a analizar la posibilidad de reproducción de esos modelos en otros paises de América Latina, busquemos las razones por las cualas las vertientes tradicionales de la izquierda del continente se encuentran en la situacion apuntada. Y que perspectivas se presentan para la lucha antineoliberal de la izquierda latinoamericana.


III

La conversión de fuerzas nacionalistas e social-democratas al neoliberalismo, asi como los impases enfrentados presentemente por los gobiernos del PT y del Frente amplio, revela un fenómeno mucho más amplio, para ser diagnosticado como “traición” o algun otro enfoque mas o menos similar. Hay que encarar este capítulo reciente de la história de la izquierda latinoamericana en el marco de los profundos cambios en la relación de fuerzas acaecidas en el mundo en las últiamas décadas.

No se tratan de cambios cualesquiera. Fué, en primer lugar, cl cierre del período histórico abierto con el final de la segunda guerra mundial, de equilibrio de fuerzas entre los campos capitalista y socialista. Considerando que los avances antiimperialistas y anticapitalistas de las décadas anteriores se habian apoyado – y, a la vez, renforzado – esa polarización, en un período que revirtió la situacion de defensiva en que se encontraban las fuerzas de izquierda. Estas, después de agotado el impulso del triunfo bolchevique, con la estabilidad politica restaurada en Europa y el aislamiento correspondiente de la URSS, fué seguida del ascenso de los fascimos en Europa y del paso de la izquierda a la defensiva – explicitada en la linea de los frentes populares anti-fascistas.

La derrota de los paises del eje en la segunda guerra, la constitución del campo socialista en Europa oriental, el triunfo de la revolucion china, el proceso de descolonización en Ásia y en África, produjeron un nuevo campo de enfrentamientos – con la oposicion de los campos socialista y capitalista - y una nueva relación de fuerzas, con el equilibrio entre las dos grandes fuerzas. La constitución del campo del “tercer mundo” contribuia asimismo a una perspectiva futura favorable a la lucha antiimperialista y anticapitalista.

Ese período histórico, con una determinada costitución y relación de fuerzas entre ellas, fué cerrado bruscamente con la auto-disolución del campo socialista y todos sus efectos políticos e ideológicos. De inmediato representó la introducción de un mundo unipolar, bajo un fuerte impacto de una nueva ofensiva politica, ideológica y militar de los EUA.

Entre sus consecuencias mas inmediatas - consecuencias también del paso del capitalismo de su modelo keynesiano al neoliberal – en el plano político están el debilitamientos de los partidos comunistas, la adhesion de los partidos social democratas a modelos neoliberales, con la ruptura de la unidad de la izquierda, además del debilitamiento de los Estados y su capacidade de promover tanto políticas de desarrollo, cuanto la extension de los derechos sociales de la masa de la población.

A eses factores hay que agregar el triunfo del liberalismo, en el plano internacional, con consecuencias directas dentro de cada país, incluso sobre el perfil ideológico de la misma izquierda. En el embate entre el campo capitalista y el socialista, habia dos diagnósticos sobre la contradiccion fundamental en el plano mundial. Para el campo socialista, la contradiccion se daba entre el socialismo y el capitalismo. Para el campo capitalista, se trataba de la oposición entre democracia y totalitarismo.

El triunfo del bloque capitalista representó también el triunfo de su interpretación, estendida hacia la visión según la cual el siglo XX habria representado la lucha entre la democracia y el totalitarismo – este representado, inicialmente por el nazismo y el fascismo, posteriormente por el comunismo (teniendo el nacionalismo y el islamismo como variantes).
Triunfa igualmente la identificación entre democracia y liberalismo, fundamental para su hegemonia política e ideológica.

Otro aspecto de la hegemonia ideológica neoliberal está dado por la asimilación del fracaso del modelo soviético con la crisis fiscal del Estado, valiendose de ambos para descalificar al Estado. Para sus ideólogos mas recalcitrantes, a ella se contrapone la valorización del mercado – aunque, bajo la polarización que imponen, entre estatal y privado, buscan esconder el mercado y apropriase de la categoria privado, con ambiguedad de privatización y de esfera privada. Para una interpretación que se pretende libertária, se busca contraponer la sociedad civil al Estado. Son dos interpretaciones que no son incompatibles, pero que remiten a dos vertientes con sus particularidades. Una, derechamente al mercado, a la mercantilización, a las fuerzas que predominan en el mercado; la otra, a las ONGS, al “tercer sector”, etc.

La izquerda latinoamericana no quedó ajena a esa influencia. Incorpora la identificación de democracia con democracia liberal. Acepta la crisis fiscal del Estado como señal del agotamiento definitivo del Estado com agente político, económico y social, pasando a valorar, en contraposición la sociedad civil – con todas sus otras connotaciones: ciudadania, consumidor, redes, etc. Esta visión es contemporanea a aceptación de la tesis de la pérdida de centralidad del trabajo, con la sustitución de las interpretaciones centradas en las contraidicciones de clase por las teorias de la exclusión social – de corte claramente funcionalista.

La novedad representada por los gobiernos de Lula y de Tabaré Vazques dá en un paso nuevo – y definidor – en la incorporación del liberalismo de parte de fuerzas de izquierda – de políticas económicos de caracter liberal. El gobierno brasileño inicialmente mantiene la política herdada de Cardoso, como una forma de neutralizar la posibilidad de una desestabilización económica en la transición hacia el nuevo gobierno, pero rapidamente esa política pasó a ser adoptada como permanente, incluso con un ajuste fiscal todavia mas duro que en el gobierno anterior. El gobierno de Tabaré, habiendo escogido a un economista conservador del Frente Amplio – Danilo Astori -, incorpora el modelo heredado, que privilegia el ajuste fiscal y la estabilidade monetária sobre las metas sociales.

Considerando que el principal efecto concreto de las politicas neoliberales es la retracción de los derechos sociales de la gran mayoria de la población, políticas económicas que se chocan con la posibilidad de promoción de la prioridad de metas sociales. Lo cual significa no solamente no salir del modelo económico neoliberal, como restringe las políticas sociales a políticas focalizadas, emergenciales, en lugar de políticas de universalización de los derechos.


IV

Después de dividirse frente al neoliberalismo, con algunas de suas fuerzas poniendo en práctica esas políticas, mientras otras resistian desde la oposicion, queda claro, cuando alguns de estas fuerzas llegan al gobierno – como son los casos de Brasil y Uruguay – y reproducen el modelo económico, eje de las politicas neoliberales, la izquierda latinoamericana se encuentra en una profunda crisis. Una crisis de identidad ideológica, de proyecto político, pero también de bases sociales de identificación.

Identidad ideológica, porque los partidos de izquierda que han asumido gobiernos, no han roto ni con los modelos neoliberales, ni tampoco con sus valores. No han demostrado firmeza ideológica para poner en prática políticas con valores disitintos y contrapuestos a los que nortean al ideario neoliberal. La influencia liberal ha contribuido seguramente para el debilitamiento de las fuerzas de izquierda, al hacerlas abandonar posiciones anticapitalistas, asi como las referencias al mundo del trabajo, a las contradicciones de clase, al proceso de acumulación de capital, a las alianzas sociales. Al igual que han sido influenciados por las tesis sobre la crisis irreversible del Estado y de la necesidad del ajuste fiscal para sanear la moneda, como condición preliminar para la retomada de un supuesto “crecimiento sostenible”.

Al no cuestionar el tipo de Estado por su financeirzación en el plano económico, por el debilitamiento de su capacidad de decisión por la abertura y la desregulación económica, por el poder de generación de los consenso ideológicos en las manos de la gran midia privada. Se aceptó el diagnóstico neoliberal sobre la crisis fiscal del Estado, con las necesarias consecuencias, que terminam priorizando el ajuste fiscal y las medidas de estabilización monetária. Se abandona la centralidad de la reforma tributária con fuerte contenido redisributivo, para financiar las politicas públicas. Porque la prioridad de metas monetárias implica el abandono de políticas monetárias como palanca del desarrollo y de la redistribución de renta. Los déficits públicos apuntan entonces, como alternativa, hacia los préstamos internacionales, con los condicionamientos respectivos, además de un camino del cual no se suele salir.

Particularmente ausentes son las ideas-fuerza de la izquierda de universalización de los derechos sociales y la reforma democrática del Estado centrada en la esfera pública. Si el neoliberalismo busca imponer la polarización entre las categorias de estatal y privado, la izquierda tiene que reimponer los términos reales de enfoque de la realidad social: público versus mercantil. Este es el esquema que identifica el movimiento posneoliberal.

Las fuerzas tradicionales de la izquierda no se han mostrado, hasta aqui, capaces de salir de ese modelo, sin lo cual ninguno de los grandes problemas del continente – que solo han aumentado bajo la aplicación de las políticas neoliberales – pueden ser resueltos o ni siquiera aminorados. Cuando nos planteamos la definción del campo de la izquierda en el periodo histórico contemporaneo como el de todas las fuerzas antineoliberales – reflejando no solo el nuevo modelo hegemónico capitalista, sino también el retroceso que ha significado para la izquierda el paso del período anterior a este -, definimos el limite inarredável para la definición de la izquierda: el antineoliberalismo. Al no romper con ese modelo, gobiernos y partidos originarios de la izquierda, desiertan el campo de la izquierda, inducen la influencia liberal – en el plano político, económico e ideológico – en el seno de la izquierda, reafirmando la hegemonia neoliberal, en lugar de cuestionarla y luchar por su superación.

Lo que podemos denominar como crisis hegemónica en la izquierda latinoamericana – que, a lo mejor, se estiende a otras regiones del mundo -, se caracteriza por alguns rasgos centrales:

a) la ausencia practicamente de fuerzas politicas en condicion de dirigir la construccion de un proyecto y un bloque de fuerzas posneoliberales;

b) el debilitamiento de las bases sociales tradicionales de la izquierda – movimiento sindical, trabajadores del sector público, intelectualidad da la esfera pública -, aunado al proceso de fragmentación y atomización del mundo del trabajo;

c) la hegemonia de las ideas liberales en el campo de la izquierda, expresadas en la identificación mecánica de democracia con democracia liberal, en la ausencia de cuestionamiento anticapitalista, en la aceptación de modelos económicos de caracter mercantil, en la sustitución de politicas universlizantes por politias focalizadas y energenciales, la retracción del Estado, como consecuencia de la prioridad de políticas de ajuste fiscal.

La construccion de un proyecto hegemónico posneoliberal requiere, antes de todo, un análisis de las trasformaciones acaecidas en las décadas de aplicación de políticas neoberales.

a) Este tiene, antes que todo, descobrir la nueva geografia de la fuerza de trabajo, con su nueva morfologia, especialmente en todo el universo de los que sobreviven en los multiplicados espacios informales de la sociedad. Sin ello, el tema del trabajo – que sigue siendo estratégico – quedará reducido a las dimensiones de la fuerza de trabajo formal y de los sindicatos. Sin esa reconstitución no se superará el aislamiento de la izquierda, de sus fuerzas políticas y movimientos sociales, respecto a las nuevas generaciones de jovenes pobres.

b) Tiene, asimismo, que definir a naturaleza del período histórico con clareza – de hegemonia neoliberal -, con todos sus elementos de fuerza y de debilidad. Para lo cual se necesita compreender la capacidad hegemonica mayor del neoliberalismo, que reside en su capacidad de influencia ideológica, a partir del llamado “american qay of life”, que disputa la mente de personas de practicamente todos los paises del mundo, de todas las edades, género y etnias.

c) Tendria, además, de construir la fuerza social, política, ideológica y organizativa para poder construir esa alterantiva posneoliberal.


El listado de requerimientos podria alongarse demasiado. Para poder resumirlos, diriamos que dos principios fundamentales tienen que nortear la accion de una fuerza de izquierda hoy: el de “sin teoria revolucionária, no hay práctica revolucionária” y el de “en las sociedades de clase, la ideologia dominante es la ideologia de las clases dominantes”.

Son princípios, porque están hondamente anclados en la realidad y, aunque a veces se quiera olvidarlos, reaparecen frente a nosotros como costitutivos de la lucha en contra de las sociedades capitalistas, como vectores incontornables de cualquiera prácatica social que se pretenda de trasformacion de la realidad. El primero remite a la idea de que la práctica es implacable frente a los errores teóricos o a su falta de elaboracion teórica. Que sin decifrar los nudos que articulan la realidad concreta, no es posible trasformar la teoria en instrumento de trasformación. Aun más con fuertes presiones institucionales y de la midia, via hegemonia del ideario liberal, la ausencia de formulaciones teóricas que ancoren las propuestas programáticas, estratratégicas y tácticas, condena inevitablemente a las fuerzas de izqueirda a la cooptación frente a esas presiones.

El segundo representa la necesidad de construir proyectos alternativos, para no facilitar una tendencia que hoy por hoy es dominante: la adaptación a las politicas existentes, a la institucionalidad existente, a los consensos fabricados por la gran midia privada. Representa el reconocimiento de la fuerza de la hegemonia liberal, tanto a nivel económico y político, cuanto social, como instrumento de diseminación de los valores de la forma de vivir estadunidense, que penetra practicamente en todos los sectores de la sociedad.

En lo esencial, se trata de reconocer la dimensión de la tarea por delante: la de elaborar un proyecto posneoliberal y construir la fuerza – social, política, cultural y moral – capaz de hacerlo realidad.

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